lunes, 8 de mayo de 2017

¿Adicciones a las Nuevas Tecnologías?



"Los videojuegos no afectan a los niños: es decir, que si Pacman nos hubiera afectado cuando éramos niños, ahora todos nos moveríamos por habitaciones oscuras, tragándonos pastillas mágicas y escuchando música electrónica repetitiva." (Kristian Wilson, Nintendo, Inc., 1989)


Partimos de algunos puntos de vista negativos, por ejemplo el discurso sobre la adicción. La adicción a los ordenadores o la adicción a Internet completan el catálogo de adicciones recientes, entre las que figura la adicción al sexo, al juego, a la bebida o a las drogas. Pero como pasa a menudo, la alarma social mediatizada por los medios de comunicación suena bastante antes que la alarma de un psicólogo con respecto a lo que se puede considerar o no un comportamiento normal. Aquí no entraremos a discutir los términos exactos de la adicción a los ordenadores, pero sí que procuraremos escuchar qué dicen los jóvenes de su relación con las máquinas y si efectivamente éstas los subyugan de una manera tan intensa que se vuelven incapaces de pensar en nada más.


También se oye hablar del aislamiento que provoca este tipo de tecnologías, de la gente que se engancha al ordenador y se queda "colgado" tantas horas que olvida los mínimos de relación social personal que se supone que toda persona necesita. La imagen del adolescente solitario, encerrado en su habitación, que rehuye cualquier relación social a cambio de sentarse ante el ordenador, es todavía una imagen poderosa en el imaginario colectivo.


Además, tenemos el catálogo de contenidos perversos a los que puede accederse por Internet, desde la pornografía hasta la fabricación de bombas caseras, pasando, claro está, por todas las actividades ilegales vinculadas a la piratería informática.


Finalmente, está el tema de la violencia; en muchos videojuegos lo más habitual es tener que matar a varias personas para lograr los objetivos del juego, o, incluso, como ocurre en el más popular actualmente, el propio objetivo del juego es matar a cuantos más mejor. Lo que sucede, como en el caso de la televisión, es que no es tan sencillo que la violencia salte de la pantalla a la vida real. En cualquier caso, habrá que ver la manera en la que eso pasa, si es que pasa, el cuándo y el cómo. La violencia en los juegos de ordenador, ¿también está relacionada con la promoción de comportamientos discriminatorios, racistas, sexistas o clasistas? ¿Y con la agresión a miembros de otros grupos juveniles o a la gente mayor?



Como se puede ver en este repaso de desastres que acabamos de exponer, lo que se encuentran principalmente los adolescentes es, por encima de todo, una sociedad que los observa con desconfianza y que adopta una mirada moral con el objeto de juzgar lo que hacen. No es extraño, pues, que muchos rehuyan la relación con los adultos: la mirada moral no ayuda a la relación. Por ello, sin que haya que caer en la mirada afectuosa, dado que los autores no somos padres de adolescentes, al menos sí que hemos procurado echar un vistazo a los jóvenes desde una mirada que podríamos calificar de curiosa, cuando menos una mirada que nos tiene que permitir verlos bajo una luz diferente de la luz de la moral. 



Cita en formato (APA):



Gil, A.; Feliu, J.; Rivero, I.; Gil, E. P. (2003). ¿Nuevas tecnologías de la información y la comunicación o nuevas tecnologías de relación? Niños, jóvenes y cultura digital. UOC.

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